La Almohada Ideal

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La Almohada Ideal

Si durante su descanso o al levantarse tiene dolor de cuello o espalda, posiblemente su almohada no es la más adecuada para su fisonomía y debería cambiarla.

Según afirma José Ignacio Normand, jefe de servicio de Traumatología del Hospital Sonsoles (Ávila) en un artículo publicado en el diario el País de fecha 03 AGO 2014. "La complexión física o la postura preferida para dormir determinan qué tipo de almohada es la más adecuada para cada persona. Se trata de que, al acostarnos, la columna vertebral quede recta, como cuando permanecemos de pie. Es decir, que desde el comienzo de las cervicales al final de la espalda, esté alineada.”

Para encontrar la almohada más conveniente y adecuada a nuestra forma de dormir así como a nuestra complexión, según afirma en un artículo publicado en el diario el País de fecha 03 AGO 2014, Francisco J. Márquez Dorsch, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Sanitas La Moraleja (Madrid), “La primera norma es que es recomendable dormir siempre con almohada, sujeta la cabeza y favorece que adoptemos una posición natural en la que nuestra musculatura se encuentre relajada”; "dormir sin almohada haría que el cuello estuviera inclinado forzando una postura antinatural durante muchas horas ", la almohada que usamos afecta directamente a nuestras cervicales y espalda "En la zona del cuello", argumenta Márquez, "hay múltiples articulaciones, ligamentos y músculos en los que se acumulan tensiones durante el día; para que estas estructuras se relajen durante las ocho horas de sueño, deben permanecer en una posición cómoda".

Los factores que deben influir en nuestra elección de la almohada más adecuada son su firmeza y su altura.

 

Cómo escoger la firmeza de las almohadas

A la hora de escoger la “almohada ideal”, además de tener en cuenta el tejido y el relleno, es importante considerar qué tipo de firmeza queremos, o más bien, necesitamos. 

Las almohadas se pueden clasificar según su firmeza en: almohadas bajas, medias y altas. 

Para elegir una almohada, la regla general es la misma que se aplica para elegir el colchón:

Aquella que nos resulte más cómoda y nos ayude a tener la columna vertebral en una postura correcta y natural. 

La elección de un grado u otro de firmeza no debe ser aleatoria, sino que estará relacionada con nuestra “complexión física” y con nuestra posición más habitual al dormir. 

Por lo tanto, lo primero que hay que determinar, una vez considerado nuestro grado de corpulencia, es cual es la posición más común. 

Solo hay que pensar en cuál es la postura en la que estamos la mayoría de las veces al despertar: de lado, boca arriba o boca abajo. 

En función de la respuesta, será un punto de partida para escoger nuestra almohada ideal. 

Si dormimos de lado, la almohada que usemos deberá permitir que el cuello quede en horizontal y alineado con la columna vertebral; ni más alto ni más bajo. 

Será necesaria, pues, una almohada gruesa y de firmeza alta para equilibrarse con la anchura del hombro. 

Si dormimos boca arriba, necesitamos una almohada de firmeza media, que se adapte a la curva natural del cuello; ni muy gruesa ni muy fina para que las “vértebras cervicales” no cojan una postura forzada o poco natural. 

Si se da el caso de que dormimos la mayoría del tiempo boca abajo, debemos escoger una almohada de firmeza baja para que la cabeza y el cuello queden girados en una postura natural, cómoda y que no nos perjudique. 

Para los inquietos que se mueven mucho y cambian de posición durante la noche, la almohada de firmeza media será la más indicada.


 

LAS ALMOHADAS SEGÚN SUS MATERIALES 

Las Almohadas de fibra:

  • Son lavables lo cual favorece su higiene y además tienen una gran capacidad de recuperación por lo que son muy cómodas y además aportan  una gran transpiración y frescor gracias a la circulación del aire en su interior, lo que favorece la absorción de la humedad. 

 

Las Almohadas de Viscoelástica:

  • Son termo sensible lo que les da mayor adaptación al ajustarse a la forma de nuestra cabeza, lo que nos da el mejor soporte y favorece la postura de nuestras cervicales. 

 

Las Almohadas de Látex:

  • El látex es un material natural que le da una estructura interna de poros abiertos, lo que le permite una mejor ventilación que favorece con una mayor higiene.

 

  ¿Cuándo debo reemplazar mi Almohada? 

  • Lo ideal sería cambiar nuestra almohada en un periodo de entre seis meses y dos años como máximo. 
  • Cuando se vaya a cambiar, es importante recordar que la “almohada ideal” debe rellenar el hueco entre la cabeza y los hombros, para así evitar dolores de espalda y demás daños físicos. 
  • En primer lugar, y aunque no seamos conscientes de ello, con el paso del tiempo las propiedades de nuestra almohada pierden en eficacia y calidad. De hecho, cuando llevamos un tiempo usando la misma, deja de darnos el confort del principio y, de rebote, daña nuestra espalda. 
  • En segundo lugar, la almohada podría ser una “cuna de ácaros”, polvo y suciedad. Aunque se puede lavar, la eficacia de la limpieza no es tal como una nueva. 
  • Para evitar compartir cama con estos pequeños seres vivos, es mejor cambiar la almohada de forma frecuente. 
  • En tercer lugar, con el paso del tiempo, la almohada se empapa de sudor, grasa e incluso “células muertas” de nuestra piel que, aunque nos parezca extraño, pueden provocar acné y otros trastornos.

 

Las Almohadas Según La Postura Al Dormir

La posición que adoptamos en nuestro descanso, determina que almohada es la más adecuada a nuestra postura corporal:

Si dormimos de lado:

Una almohada alta y dura levantaría nuestro cuello lo cual nos llevaría a una postura demasiado forzada y poco natural, por otra parte con una blanda y baja haría que el cuello cayese perdiendo la alineación adecuada con el resto del cuerpo.

Según afirma en el artículo publicado en el diario el País de fecha 03 AGO 2014, Francisco J. Márquez Dorsch, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Sanitas La Moraleja (Madrid).

La fórmula para elegir los centímetros de grosor que debe tener la almohada Ideal:

 "Basta con medir la distancia que va desde el extremo del hombro a la cara. Se puede hacer colocándose de pie con un hombro apoyado contra la pared y midiendo la distancia que queda de la pared a la oreja; al resultado se suman entre dos y cuatro centímetros dependiendo de la dureza de la almohada"

En fin, alguien con hombros anchos necesita una almohada más gruesa que otra persona de hombros más estrechos.

Si cambiamos mucho de postura:

Para dormir con cambios frecuentes de postura, lo mejor es una almohada de altura y firmeza media.

 

Si dormimos boca abajo:

Es recomendable una almohada baja y blanda que nos ayude a adoptar una postura, en la cual la cabeza quede alineada con nuestro cuerpo de forma natural, igual que al estar de pie.

 

Si dormimos boca arriba:

Para un descanso boca arriba, una almohada de firmeza y altura intermedia es la más adecuada.

 

Para los niños pequeños:

Según afirma en el artículo publicado en el diario el País de fecha 03 AGO 2014, Francisco J. Márquez Dorsch, jefe de servicio de Otorrinolaringología del Hospital Sanitas La Moraleja (Madrid).

 

"Los bebés tienen la cabeza más grande en proporción al cuerpo que los adultos", por eso, al dormir, su cabeza queda alineada con el cuerpo y no necesitan usar almohada.

"Podría ser recomendable que la utilizaran a partir del año de vida y debería ser pequeña, mullida y de material hipoalergénico".

 

Para los que roncan:

Según recomienda en el artículo publicado en el diario el País de fecha 03 AGO 2014 la doctora Clara Beltrán, especialista en Otorrinolaringología y en Medicina Subacuática e Hiperbárica.

“La mejor posición para descansar y evitar dolores de espalda y problemas respiratorios (como la apnea o los ronquidos), es la de cubito lateral o fetal, dormir de lado y con la columna recta.

El Síndrome de Apnea Obstructiva se produce, explica Márquez, por un cierre de la vía respiratoria motivada por la relajación muscular durante el sueño (la vía respiratoria se obstruye en especial, a nivel del paladar y de la base de la lengua). 

Pero existen casos en los que solo aparecen apneas en una posición –apneas posturales–, ""sobre todo boca arriba"", matiza Beltrán, ""con lo que se debe evitar que estos pacientes duerman es esa posición. Si se duerme boca arriba, una almohada alta no favorece la respiración, ya que nos hace flexionar la cabeza hacia adelante y obstruye las vías respiratorias"". 

Para ellos, apunta Márquez, ""existen almohadas especiales, que obligan a quien las usa a adoptar una postura de lado y evitar con ello el cierre de la vía respiratoria"".

 

Para dormir en pareja: 

Debido a la existencia por lo general de diferencias en el peso o estatura, cada persona debería contar con la almohada más adecuada a su complexión y forma de dormir.


 

 

  ¿Cómo cuidar mi Almohada? 

  • La almohada dispone de doble funda y es aconsejable lavarla conjuntamente para que el relleno quede más protegido. 
  • Utilizar el programa de lavadora para prendas delicadas a baja temperatura con detergente líquido suave. 
  • No utilizar suavizantes. 
  • Enrollar la almohada y sujetar con una cuerda o hilo para evitar que se desenrolle. 
  • Introducir la almohada en el mismo sentido en el que gire el tambor. 
  • Para evitar que las almohadas choquen demasiado contra el tambor de la lavadora, lavar más de una almohada en cada lavado. 
  • Realizar un segundo aclarado para evitar que permanezca cualquier residuo de detergente en el interior de la almohada. 
  • Secar la almohada en la secadora o al aire libre: 
  • Secadora: Utilizar un programa de ciclo de secado en frío. Si fuese necesario más de un ciclo, sacar la almohada y ahuecarla antes de introducirla de nuevo.
  •  Aire libre: Colocar la almohada en un lugar totalmente horizontal y ahuecarla una vez seca.

Símbolos de lavado

Estos son los símbolos de lavado que encontrarás en las etiquetas y que te ayudarán a cuidar al máximo tus complementos.

Importante

  • Revisar que la almohada esté completamente seca para evitar la aparición de hongos o moho.
  • Antes de realizar el lavado revisar las instrucciones de lavado de la etiqueta.
  • Los bloques viscoelásticos no son lavables.

 

 

¿Cómo aliviar el dolor de cuello?

  • Los expertos nos lo explican a partir de los siguientes consejos
  • Cambiar de posición durante la noche, levantarse de vez en cuando es la clave para evitar que el cuello provoque molestias con el paso de las horas.
  • En caso de utilizar mucho el ordenador, sitúa el monitor a la altura de los ojos para poder verlo con facilidad y no forzar los movimientos.
  • Al consultar tabletas, colocarlas sobre una almohada para que pueda reposar en un ángulo de 45 grados, en vez de apoyarlo sobre el regazo.
  • Antes de realizar movimientos que requieren esfuerzo – como mover muebles u otros objetos pesados – pide ayuda y tu cuello y espalda lo agradecerán.
  • Intenta dormir las horas necesarias en un ambiente adecuado, sin distracciones, sin ruido, sin móviles, sin televisión, sin demasiada luz, etc.
  • Desde areaconfort.com añadimos otra medida tan o más esencial que las ya mencionadas:
  • La almohada ideal para cada persona es aquélla que permite que cabeza, cuello y espalda estén en la misma posición que cuando estamos de pie.
  • No existe una almohada ideal para todos, cada uno debemos buscar la que mejor encaje con nuestro gusto, constitución y posición a la hora de dormir.

 

  ¿Las almohadas se pueden lavar? 

Aunque no es necesario hacerlo tan a menudo como con las fundas, las almohadas pueden (y deberían) lavarse una o dos veces al año para para eliminar los ácaros, hongos y bacterias que van acumulándose en ellas.

No debemos olvidar que pasamos, de media, entre siete y ocho horas al día respirando sobre la almohada, cosa que la convierte en el cultivo ideal para que hongos, ácaros y algunas bacterias vayan creando en ella su propio ecosistema.

Por norma general, se recomienda evitar lavar en casa las almohadas de plumas, viscoelásticas y látex puesto que necesitan secarse muy bien eliminando totalmente cualquier tipo de humedad que pueda quedar en su interior. 

Por otro lado, las almohadas de fibra pueden lavarse sin problema en la lavadora. Se recomienda lavarlas con agua caliente para acabar con los microorganismos y con una pequeña dosis de detergente y suavizante.

Para que la almohada se ahueque durante el lavado, se recomienda, además, introducir en el tambor una o dos pelotas de tenis que irán moviendo su contenido a medida que avance el programa de lavado.

Cuando esté limpia, no se debe escurrir ni retorcer. Para que se seque bien, primero hay que aplastar la almohada ligeramente en una superficie lisa y limpia (como por ejemplo una bañera) y luego pasarle una toalla seca para retirar la mayor humedad posible.

También se puede dejar la almohada en una superficie lisa, sobre un par de toallas, dándole la vuelta de vez en cuando para evitar que la humedad se acumule por una sola cara.

A continuación, se puede dejar secar al aire o introducirla en la secadora.

Si somos reacios a meter la almohada en la lavadora, también se puede obtener un buen resultado lavándola a mano, aunque para ello sea necesario invertir un poco más de tiempo y esfuerzo.

En cualquier caso, y si no estamos seguros del lavado que podemos realizar, siempre nos quedará la opción de llevar nuestra almohada a la lavandería, pues ellos mejor que nadie sabrán el cuidado que se le deberá dar.

 

 
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